Señor,
tú me sondeas y me conoces; me conoces cuando me siento o me levanto, de lejos penetras mis pensamientos; distingues mi camino y mi descanso, todas mis sendas te son familiares.
No ha
llegado la palabra a mi lengua, y ya, Señor, te la sabes toda.
Me envuelves por doquier, me cubres con tu mano. Tanto saber me sobrepasa, es sublime, y no lo abarco.
¿Adónde
iré lejos de tu aliento, adónde escaparé de tu mirada? Si escalo el cielo, allí estás tú; si me acuesto en el abismo, allí te encuentro; si vuelo
hasta el margen de la aurora, si emigro hasta el confín del mar, allí me alcanzará tu izquierda, tu diestra llegará hasta mí.
Si digo:
«Que al menos la tiniebla me encubra, que la luz se haga noche en torno a mí», ni la tiniebla es oscura para ti, la noche es clara como el día.
Gloria
al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, Como
era en un principio, ahora y siempre, Por
los siglos de los siglos. Amén
ENCONTRÉ ESTO POR CASUALIDAD Y ME PARECE HERMOSO E INTERESANTE , TRATARÉ DE COMPARTIRLO Ó GUARDARLO YA QUE NO HE PODIDO , GRACIAS
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