El pasado viernes, día 8 de septiembre, como
es costumbre, el traslado de la Virgen de la Cinta desde la Catedral de la
Merced hasta su santuario, se realizó a través de nuestro barrio de “Las
Colonias”. Fue un momento de encuentro y oración de quienes formamos esta
comunidad con la Madre de Dios y nuestra Madre.
Salves, cantos, plegarias, flores, petaladas…
fueron las muestras de cariño que niños, jóvenes y mayores realizaron hacia
nuestra patrona.
Con el traslado de la imagen de la Virgen de
la Cinta a su santuario continúa nuestra misión y nuestro camino de discípulos de
Jesús. No podemos resumir nuestro amor a la Madre, bajo la advocación de Virgen
de la Cinta, a unos pocos días que marca el calendario de nuestra ciudad.
Nuestro amor de “hijos” debe mostrarse y hacerse patente todos los días y en
todas las circunstancias.
Imitar a María y sentirla como madre y
maestra debe ser un compromiso con nuestra fe, con nuestra misión de discípulos
y con nuestros hermanos, especialmente con los más débiles y desfavorecidos.
Que María, Virgen de la Cinta, nos acompañe
en el caminar y nos enseñe a ser “rostro de Dios” en el mundo.
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