1.- Vigilia Pascual del Sábado Santo:
En este día se conmemora la Resurrección de
Cristo, siendo el Cirio Pascual el símbolo de la victoria ante la muerte, el
símbolo de la vida ante el pecado. Recordemos que el Cirio Pascual estará presente
en todas las celebraciones del tiempo Pascual, en los bautismos que
se realicen en la parroquia y en
los entierros de todo el año.
El gesto de encender unas velas del Cirio y entregárselas
a los fieles nos recuerda que Cristo, luz del mundo, nos envía para que seamos,
en nuestros ambientes, luz para quienes nos rodean. Salta a nuestra mente aquel
pasaje del evangelio en el que se dice: “No
se enciende una lámpara para meterla debajo de la mesa, sino que se pone en lo
alto para que alumbre a todos los de casa”.
Por lo tanto nuestra actitud y testimonio será: “Ser otros
cristos”. Estar tan identificados con Cristo Resucitado que nuestra vida sea
Cristo. San Pablo decía: “Ya no soy yo, es Cristo quien vive en mi” Tendremos
que pensar cómo podemos plasmar el amor de Dios en la vida.
2.- Domingo de Resurrección:
Celebramos que Jesús Resucitado sale al
encuentro del ser humano en cada hombre, en cada acontecimiento, en la escucha
de la Palabra y en la celebración de la Eucaristía.
Cristo se presenta
resucitado, a quienes tristes y sin ilusión, vagan sin sentido por la vida.
Encontrarse con Jesús, saberlo descubrir es la mayor “alegría”, aquella alegría
que experimentaron María Magdalena, los Apóstoles, las mujeres que fueron de
madrugada a embalsamar el cuerpo del Maestro, los discípulos, sus amigos y su madre.
Nuestra actitud
y testimonio será la de ser portadores de Cristo vivo, y acercar a
Jesús a los hermanos, que es llevar la alegría.
Los discípulos de Emaús serían
nuestro mayor ejemplo a seguir. Ellos descubren a Cristo al partir el pan y
vuelven a Jerusalén a contar a los discípulos que no tengan miedo, que Cristo
está vivo.
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