lunes, 19 de febrero de 2018

EL CAMINO DE CUARESMA



Cuaresma es regalo de Dios. Cuaresma es oportunidad de Dios ofrece al ser humano para volver a Él con el corazón.
"Convertirse y creer en el evangelio" es la propuesta que se nos hace, en este tiempo litùrgico, a todos los cristianos. “No nos conformemos con dejar las cosas igual” sino que demos un giro a nuestra vida para transformar nuestro interior y desde aquí (desde el interior) cambiar nuestro mundo: ofreciendo amor donde haya odio, bien donde prevalezca el mal, alegría donde florezca la tristeza, esperanza donde surja el desaliento y paz donde crezca el enfrentamiento.
Cuaresma es una invitación a alejarnos de la falsedad e hipocresía y mirar al Padre Dios que habita en lo “secreto y escondido del corazón”. 
Atrás tiene que quedar hacer las cosas para ser vistos por la gente, para ser honrados por los hombres.
Cuaresma nos propone un nuevo camino: buscar con nuestras acciones el aplauso de Dios, ese Padre que nos revelará Jesucristo como compasivo y misericordioso.
El camino de cuaresma hay que andarlo desde la oración. Debemos encontrarnos y buscar la intimidad con el Señor. Por ello hagamos tiempo, en la actividad del día, para estar con Él. Dejemos que sea Él quien nos vaya mostrando el camino de una conversión verdadera.
Cuaresma y caridad van de la mano. Amar a Dios y amar al prójimo es el “signo de una vida cristiana auténtica” Este amor hay que reavivarlo, renovarlo y actualizarlo. “No dejemos que se enfríe nuestro corazón” 
Igualmente el sacrificio sin farsa, la autenticidad de vida, la vivencia de las bienaventuranzas… nos ayudarán a resucitar con Cristo en la mañana de Pascua.

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