Iniciamos, el domingo 3 de diciembre, el tiempo
de ADVIENTO, es un tiempo litúrgico y a la vez una catequesis cristiana sobre
la esperanza. Necesitamos aprender a esperar al Señor y sentir su venida como
un deseo, pero sobre todo como una necesidad.
Es una paradoja porque cuando parece que no
necesitamos nada es cuando más necesitamos la venida del Señor, ya que estamos
llamados a recuperar el sentido de la vida y vivir el nacimiento de Jesús como
la gran noticia de nuestras vidas.
Para poder prepararnos y contemplar el Misterio de la Encarnación, os invito a tomar la actitud de los “profetas”, que
anunciaron la venida del Salvador e introdujeron en el pueblo de Israel una
gran dosis de esperanza; ellos mostraron que Dios siempre cumple sus promesas y
encaminaron al pueblo elegido a sentir que su futuro estaba en las manos del
Señor. Necesitamos profetas que nos orienten y nos ayuden a leer los signos de los tiempos,
El tiempo de Adviento nos educa, cada año,
para enamorarnos de nuestra fe cristiana, de tal manera que todo lo que
realicemos en este tiempo sea para nuestro crecimiento espiritual, porque
crecemos cuando llenamos nuestra vida de esperanza.
Iniciamos un tiempo de preparación, ya que es
una oportunidad para ver la realidad de nuestro mundo, comprometerse a la luz
de la Palabra de Dios y actuar como Cristo.
El Adviento nos despierta. Mirad que algo nuevo va a suceder. Mirad
que Alguien está por llegar. Lo que importa es que estemos
despiertos, atentos y no seamos conformistas ni rutinarios. Seamos positivos y
creadores, seamos confiados y alegres…, el mundo ha mejorado. ¿Por qué no soñar
en un mundo mejor para nosotros y
nuestros descendientes?
Atrévete a soñar aunque te llamen iluso.
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